miércoles, 27 de noviembre de 2013
jueves, 31 de octubre de 2013
LISTADO DE PELICULAS PARA ANALISIS DE MONTAJE 2013
3AÑO - 2do cuatrimestre
1- La lección de Piano – Jane Campion - 1993
2- Contra Viento y Marea – Lars Von Trier - 1996
4- El marido de la peluquera – Patrice Leconte - 1990
5- Inocencia robada – Bernardo Bertolucci - 1996
6- Mishima – Paul Schrader - 1985
7- Simplemente sangre – Hnos. Coen - 2001
8- Underground – Emir Kusturica - 1995
11- Frida – Julie Taymor - 2002
12- Blade Runer – Ridley Scott - 1979
13- Muerte en Venecia – Luchino Visconti - 1971
14- Amarcord – Federico Fellini - 1973
15- Zabriskie Point - Michelangelo Antonioni - 1970
16- Ran – Akira Kurosawa - 1985
17- Terciopelo Azul – David Lynch - 1986
18- Aguirre, y la ira de dios – Werner Herzog - 1972
19- Fanny y Alexander – Igmar Bergman - 1982
21- La doble vida de Verónica – Krzysztof Kieslowski - 1991
22- Con animo de amar – Wong Kar Wai - 2000
23- Pulp Fiction – Quentin Tarantino - 1994
26- Los secretos de Harry – Woody Allen - 1997
27- Vestida para matar – Brian de Palma - 1980
28- Weekend - Jean Luc Godard - 1967
29- Sin Aliento – Jean Luc Godard - 1960
30- El discreto encanto de la Burguesia - Luis Buñuel - 1972
32- Los amantes del circulo polar – Julio Medem - 1998
34- Hierro 3 - Kim Ki duk - 2004
35- Madre e Hijo - Aleksandr Sokurov - 1997
36- Soy Linda? Doris Dorrie - 1998
37- Un hombre y una mujer – Calude Lelouch - 1966
38- Fay Grim (2006) Hal Hartley
39- Busco mi destino - Denis Hopper 1969
40- El inquilino – Roman Polanski - 1976
41- La angustia corroe el alma - Rainer Werner Fassbinder - 1974
Se puede elegir sólo una película por alumno.
Para reservar la película, colocar en comentarios el título de la película y el apellido del alumno.
miércoles, 3 de julio de 2013
Consejos para editar saludablemente
Consejos para editar saludablemente from EDA / Editores Audiovisuales on Vimeo.
AGRADECEMOS A
Javier Drolas y Malena Pichot
Pedro Estela
Soledad Ruiz Calderon
Saavedra Sonido
Ce Belliz
Martín Speroni
www.edaeditores.com.ar
www.facebook.com/EDAeditores
miércoles, 29 de mayo de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
Un film está compuesto por negocios arte y tacnología. WALTER MURCH en la ENERC (2008)
Clases magistrales> WALTER MURCH en la ENERC (2008) from EDA / Editores Audiovisuales on Vimeo.
Subtitulado en español.
Montajista y sonidista de Francis Ford Coppola, Walter Murch ofreció en 2008 una charla abierta en la Escuela Nacionalde Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC).
Walter Murch comenzó como editor de sonido en la película de Francis Ford Coppola “The Rain People” en 1969. Hizo la edición de sonido de “THX 1138″ (1971), “American Grafitti” (1973) de George Lucas y “El Padrino II” (1974) de Coppola. Fue nominado por primera vez al Oscar de la Academia por “La Conversación” (1974) pero lo ganó en 1979 por la edición de sonido en “Apocalypse Now”. En 1996 obtuvo un doble premio Oscar por el montaje y el sonido de la película “El Paciente Inglés”. En el último tiempo ayudó a reconstruir el film “Touch of Evil” de Orson Welles, y realizó el montaje y el sonido de las películas “El Talentoso Sr. Ripley” y “Youth without youth” de Francis Ford Coppola, con quien actualmente se encuentra en la Argentina trabajando en su último proyecto “Tetro”.
“Diálogo con los notables del cine mundial” es un programa de la ENERC cuyo propósito es poner en contacto a los estudiantes y a la comunidad interesada en cine con los grandes personajes de la cinematografía mundial. Se inauguró en 2006 con la presencia del realizador mexicano Arturo Ripstein y la guionista Paz Alicia Garciadiego. También han compartido sus experiencias la guionista estadounidense Linda Seger y el director y productor Francis Ford Coppola.
domingo, 26 de mayo de 2013
Cine Puro, Marcel Duchamp por Man Ray




sábado, 18 de mayo de 2013
lunes, 22 de abril de 2013
Portfolio.Micaela Brandán: Pasos de la correción de color
En silencio, detrás de las imágenes - Revista Ñ
En silencio, detrás de las imágenes
Muchas veces ignorados, los montajistas son el alma detrás de cualquier película. ¿En qué consiste el oficio y cómo evolucionó a través del tiempo? Hablan referentes de nuestra industria.
POR Cecilia Fiel
Compaginador, montajista, editor, son tres sinónimos para referir a la “cocina” del séptimo arte. Ya lo dijo Orson Welles “En la sala de montaje se fabrica toda la elocuencia del cine”, léase, donde se organiza el material y se construye un relato. Desde hace un tiempo, nuevos aires renuevan el oficio. Es llamativo que hacia fines de 2012 irrumpan, al mismo tiempo, dos asociaciones de montajistas, la Sociedad Argentina de Editores (SAE) y Asociación de Editores Audiovisuales (AEA); paso importante si se tiene en cuenta que el America Cinema Editors data de 1950. Los factores que llevan a la organización del sector pueden ser varios, pero lo que primero salta a la vista es la necesidad de poner en valor el oficio del editor en un contexto de precarización laboral.
La presencia de la mujer como montajista es otro dato no menor. Atrás queda su presencia vinculada, exclusivamente, al corte de negativos. Margarita Bróndolo, una joven de un siglo de vida, cortó negativos por más de cincuenta años. El nombre de Liliana Nadal (El sexo de las madres, de Alejandra Marino, 2012) viene a marcar una transición ya que fue cortadora de negativos y, actualmente, montajista. Pero hoy las mujeres se incorporan, directamente, como montajistas y de primera línea, caso de Andrea Kleinman (Papirosen, de Gastón Solnicki, 2012).
En este contexto, próximamente, estará en las calles un libro pionero en el tema ya que será el primero dedicado a montajistas argentinos, La película manda. Conversaciones sobre el montaje cinematográfico en Argentina, de Alberto Ponce y editado por UNTREF.
Lo cierto es que detrás de un gran director hay un gran compaginador. La historia del cine ha dado grandes duplas de directores-montajistas como, por ejemplo, Francis Ford Coppola-David Murch, Martin Scorsese-Thelma Schoonmaker, QuentinTarantino-Sally Menke, Pedro Almodóvar-José Salcedo, Tomás Gutiérrez Alea-Nelson Rodríguez y Fernando Solanas-Juan Carlos Macías, por mencionar solo algunos. En la genealogía de montajistas argentinos, la figura pionera es Antonio Ripoll, formado en la transición de la época de oro del cine argentino a los nuevos cines. Quien fuera su asistente, Miguel Pérez, director de La república perdida (1983) –el documental más taquillero de la historia del cine argentino– perfeccionó los saberes trasmitidos por Ripoll y fue más allá al dedicarse a la enseñanza del oficio. Podemos decir que Pérez fue el primero en sistematizar saberes y en “hacer escuela”. El árbol genealógico podría continuar con Marcela Sáenz, asistente de Pérez y de quien fuera su socio, César D’Angiolillo. Según explica Alberto Ponce, montajista de Crónica de una fuga (Adrián Caetano, 2006) y miembro fundador de la SAE, “a partir del boom de las escuelas de cine y la pérdida del traspaso de conocimientos dentro de la sala de montaje, Alejandro Brodersohn aparece como el único que completó su formación académica en una universidad y entró directamente a la industria como montajista, sin haber trabajado nunca como asistente. Pero esto no implica para nada una pérdida en la calidad del oficio, sino el fin de una época.”
Actualmente, el acercamiento a los programas digitales –sean los hogareños como Windows Movie Maker o el MAGIX Video o los profesionales, como el Avid, Final Cut o el popular Premiere– acercan la experiencia de la edición, contrariamente a lo que sucedía en la época en que se filmaba en 35 mm donde sólo tenían acceso a la moviola quienes estaban en la industria. Esta diferencia también se proyecta sobre ambas asociaciones dado que un rasgo distintivo entre ellas es el generacional. La AEA está integrada por la generación de montajistas que han “nacido y criado” al calor del digital.
Pero está claro que saber usar un programa de edición no implica ser montajista. Danilo Galasse, en su libro Montaje con montajes, define al montajista como un novelista con dotes técnicas. Y en esto coinciden todos, el montaje es un arte. En su isla de edición, el montajista recibe todo el material filmado, es decir, cantidades de horas de grabaciones que a veces –y en especial en el cine documental–, pueden ascender a cien horas de filmación y más. El primer paso es la visualización del material y, posteriormente, su selección y ordenamiento de acuerdo a criterios prácticos que elegirá el montajista. Lo más rico de la edición se produce cuando el editor dispone qué plano poner detrás de cuál otro según qué se quiere contar. Así va encadenando imágenes y sonidos que le permitan significar y producir sentido. Una vez que obtiene un primer armado –que generalmente es muy superior a la duración final del filme– comienza un proceso de quitar escenas y reordenar otras.
Más allá de esta etapa inicial de selección y ordenamiento, el montaje “es una nueva instancia de escritura –explica Guillermo Gatti, montajista de la productora de Sebastián Ortega, Underground Producciones y presidente de AEA–. Primero el guionista escribe la historia en su escritorio, después el equipo técnico saldrá a filmarlo y por último, con el material en la isla de edición, el guión se reescribe junto con el montajista, quien asesorará al director”.
El montaje es el responsable de que la historia que cuenta la película se entienda y se sostenga durante una hora y media. Para Lorenzo Bombicci –miembro de SAE– un buen montaje es “cuando el espectador está atrapado por aquello que ocurre, por la tensión del relato y no tiene tiempo para mirar el reloj”. Es decir, cuando el montaje está invisible y el espectador “adentro” de la película.
Ahora bien, ¿cuáles son los recursos con los que cuenta un montajista para que el montaje no se perciba como tal? El principio básico es la continuidad (raccord) entre plano y plano, de modo tal que el espectador no repare en el paso de uno a otro. El raccord tiene distintas formas, tales como la continuidad espacial, de eje, de iluminación, de actuación y, por sobre todo, la continuidad dramática. La invisibilidad entre los cortes, también conocida como “transparencia”, es la premisa básica del cine clásico (ver recuadro).
En No, primera película chilena en llegar al Oscar y que abrirá el próximo Bafici, se incluyó como material documental las publicidades realizadas en el plebiscito de 1988 cuando Pinochet pierde las elecciones. Entonces, para conseguir continuidad en la estética de la imagen, Pablo Larraín, “tomó la opción de grabar con el formato que se usaba en los años 80, las cámaras betacam. De este modo, el material de archivo de la época se fundiera con el material actual y se volviera indistinguible el origen de las tomas” explica, desde Chile, su montajista, Andrea Chignoli.
Contrariamente a esta postura de un montaje transparente, el director puede optar por un montaje que se perciba como tal. Y esto se consigue a partir de explotar las faltas de raccord entre un plano y otro. Pero en otros casos, como enfatiza Bombicci a propósito de su experiencia como uno de los editores del documental Cocalero (Alejandro Landes, 2007) “la estética es un resultado, porque el montajista está subordinado al material que tiene”. Esta forma de trabajo en el montaje del cine documental es distinta al montaje del cine de ficción.
El primero se asemeja al trabajo del escultor que para concretar su escultura va eliminando partes de la piedra hasta encontrar la forma que se encuentra en el material que le fue dado. Distinto es el caso del escultor que crea adosando partes a la forma, fragmentos a una estructura elemental y en este sentido es que se asemeja al trabajo de un montaje de ficción. “El guión en el documental se escribe en el montaje mientras que en la ficción se parte de un guión más férreo”, explica Chignoli.
Ahora bien, dicha invisibilidad en la continuidad de los planos también encuentra sus diferencias sea ficción o documental. Según Ponce, “la ficción tiene internamente en las escenas una relación ‘causa-consecuencia’ que en el documental está abolida. En la ficción podemos tener un plano donde el personaje pregunta si quieren ir al cine y en otro plano, otras personas responden si o no. El tema es que uno no puede poner la respuesta antes de la pregunta. En el documental sí, porque cada plano es autónomo por definición y puede ir en cualquier lugar”.
¿Y cómo será el montaje del futuro?, ¿trabajará con imágenes virtuales proyectadas fuera de la pantalla?, ¿cortará los planos con las manos como en Minority Report? ¿Cuán lejos estamos de esto?
Revista Ñ - 5/4/13